Cualquier viaje no termina hasta que pones los pies de nuevo en el hogar y esta no ha sido una excepción. Con el torneo terminado y con la mayoría de equipos empaquetando el equipaje y comenzando su retorno; inocentes; pensábamos que nuestra aventura por tierras zaragozanas había terminado.
Nunca más lejos de la realidad. La odisea que intentaré relatar a continuación no reflejará ni una tercera parte de lo que allí pasó. Solo los que lo sentimos en nuestras propias carnes podemos asegurar que los gallegos estamos hechos de otra pasta...